martes, 5 de marzo de 2013

LA JERUSALEN DE LOS VASCOS



Tengo que reconocer que todavía me siento incapaz de digerir la “metáfora” que utilizó el nuevo baranda sortzaile, Hasier Arraiz, para referirse a Iruña en el conclave sabatino en el Baluarte y el no menos lírico que el empleado por Pernando Barrena para referirse al Cortijo como la California Foral.

No se si se refería a la tradicional afición de la capital del reino por toda suerte de templos, capillas, conventos, frailes, curas, monjas, imanes y hasta algún rabino irredento, a su cualidad de centro de la cristiandad encarnada como pocas en ese templo del saber y la religiosidad que extiende sus tentáculos a la orilla del río al revés y amenaza seriamente hasta la Donapea…

Al crisol de culturas que aglutina en sus calles desde la jota al zortziko pasando por la bulería, el fandango, la sevillana, la sardana o los cantos destemplados del Muecín de Arrosadía, desde los sanfermines a la Feria de Abril pasando por la Semana del Marisco Gallego o La fiesta de la Cerveza muniquesa, que todas ellas encuentran acomodo en nuestro Coso a mayor mosqueo de los promotores de juevintxo…

Al Muro de las Lamentaciones al que baja todos los días Cervera a recordar la peregrinación que le costo el soplo, el sobre o el escaño…



O a las palmas que recibieron a la mesías floral, y nunca mejor dicho, solo unos días antes de su crucifixión a manos del Pilatos corellano, a mi que me olviden que yo no he sido, y el de las treinta monedas del Paseo Sarasate.

La verdad, me encaja mucho mejor la de Pernando; Falcon Crest, el viñedo y la bodega, ya sabemos donde están, y de Angela Channig mejor ni hablamos.

Patxi Txungur