Receta:
Se rehogan, en aceite del Monasterio de La Oliva Virgen con aromas de congozo gregoriano muy caliente, los principios políticos de Luis Casado y se adoban con caprichos corellanos que no entienden de autonomía municipal.
Se añaden sumisiones socialistas, recolectadas en agosto que son las más sabrosas por su punto de madurez que las asemeja a los mejores productos de la huerta gallega, y se le añade un poco de Alpepiño, vinillo que le da un punto de acidez al guiso muy del gusto leonés, imprescindible en todas las salsas navarras de bien.
Poco a poco, y sin dejar enfriar el guiso se le añaden unas cuantas verduras del Campillo, estas se pueden cambiar al gusto dada la variedad que ofrece el susodicho. Bien picaditas para que no se parezcan al producto original y no afecten a la navarridad del guiso. Tras esto de flanbea a la americana con unos cuantos bombazos.
Una vez pochado todo y formando una mixtura uniforme al gusto Chacón, salsa catalana recientemente incorporada a la gastronomía castellana, se incorporan los aprovechamientos ganaderos ecológicos que con gozo aporta Gayarre. Se cubre con agua del Canal de Navarra y se deja hervir hasta que alcance la temperatura de la indignación de la Asamblea Anti-Polígono.
A falta de Milagros culinarios y exquisiteces peraltesas, se salpimenta con 270 kilos de euro, aromas de queroseno y espuma de uranio empobrecido (que para eso estamos en crisis y no es cuestión de enriquecer nada) y se sirve durante los próximos veinte años.
Comensales:
Dada la calidad del guiso y su consideración como producto del Reyno Gourmet, los asistentes a la comida deberán reclutarse entre el público más selecto de los ejércitos internacionales, que es cuestión de exportar el producto y la imagen. Es especialmente recomendable para paladares yankees, europeos occidentales y españoles, en el caso de estos últimos es muy recomendable la ornamentación floral del comedor, a los otros va a ser que les importa un pimiento.
Patxi Txungur
Lengua prohibida.
Hace 14 años
