"Me estamparon tres tartas, una de ellas muy dura, de
merengue francés”
Yolanda Barcina. Experta en Güebos.
Cierto es que entre mis habilidades gastronómicas jamás ha
destacado el noble arte de la repostería. Que le vamos ha hacer a uno siempre
le ha ido más lo salado que lo dulce y a mi edad ya no va a ser cosa de
cambiar.
Pero no es menos cierto que en la tesitura de los güebos de
gallina que me ha tocado condimentar a lo largo de mi amplia experiencia
gastronómica jamás he logrado diferenciar entre el origen galo o hispánico del
producto reproductivo de tan nobles aves, ni siquiera en los que dan origen a los afamados pollos de casherío
con label vasco con que el EROSKI nos limpia unos durillos de más.
Lo mismo el problema es que las gélidas temperaturas de que
disfrutan al otro lado de los pirineos endurecen el producto o que a su
contacto con epidermis más delicadas, como la de la prócer que nos ocupa, se
ven sometidos a alguna extraña reacción química tendente a igualar su textura
con la de cara de quien las recibe, única explicación que se me ocurre para
justificar las penas que propone el fiscal para del merenguicidio.
O eso o que el merengue estaba hecho con los güebos del
gallo símbolo de la franquidad de nuestros vecinos en vez de con los que
produce su santa esposa que sería la otra explicación plausible para tal
castigo, aunque tampoco descarto que el origen de la golosina fuesen los
propios atributos de la receptora del tartazo que, por cierto, tambien deben
tener Denominación de Origen.
Patxi Txungur
No hay comentarios:
Publicar un comentario