jueves, 11 de diciembre de 2008

QUE ALEGRÍA, QUE ALBOROZO, OTROS VEINTE AÑOS DE CONGOZO…

Tras arduas negociaciones, Greenyarre, Gayarre el verde en lengua vehicular, lo ha vuelto a conseguir. Se acabaron las penurias económicas, se acabó la crisis para los econgozantes, se acabaron los desayunos de migas en el Roncal, se acabó el ayuno y la abstinencia en La Oliva, se acabó la sequía en la ribera… Una vez más, el talante negociador de Greenyarre ha vuelto a triunfar y el pérfido Imperio Yankee no ha tenido más remedio que claudicar y seguir pasando por el aro barrenero.

Ya podrán los monjes recoletos cantar maitines con el acompañamiento musical del f-18 en vez de arreglar el órgano, que cuesta una tela y además el hermano Mariano es un patazas con las teclas, ya los pastores roncaleses encontrar el pasto invernal a oído y sin temor a perderse, ya Greenyarre pasar de capataz a señorito…

Más vale que el genio del estratega corellano lo vio a tiempo, y ante la ausencia del vallisoletano tex-mex de fluido acento british, soltó lastre por estribor y se encomendó al buen hacer de Pepiño, que como todo el mundo sabe es el mentor y responsable principal del triunfo de Obama.

Ya esta hecho, y como dice la canción… “veinte años no son nada”, ya habrá tiempo de prorrogarlo otros cuarenta. Todo sea por la gobernabilidad de Navarra, Robertillo dixit, o por el bien moral que supone la Unidad de España, Sebas dixit o por la Navarra foral y española de las esencias napartarras de Migueltxo… ¿Y qué más dará? Es un pastón con el que econgozar, unos más que otros eso si, y con el que poder seguir viajando a destinos exóticos en busca de una “alternativa viable”.

¿Y que decir de la intermediaria?, la Ministra del ramo, o del racimo dada la naturaleza del caso, esa que ha cambiado en seis meses el bombo por la bomba.

Ya solo falta la visita del econgozador general a la Casa Blanca en agradecimiento a los servicios prestados, y a su vuelta la dedicatoria de alguna placa o distinción al nuevo Presidente del Imperio como devolución de cortesía. A mi se me ocurre una que ni pintada para el caso, cambiar el nombre de la Bardena Negra por el de Bardena Obama, que parece que estaba predestinado, y si llega a salir el otro… a la Bardena Blanca se le llama Bardena Mcain, que este era piloto y alguna que otra vez seguro que la había visitado.

En fin, ¡¡¡Que alegría, que alborozo, otros veinte años de congozo!!!

… o de sonrojo.


Patxi Txungur

1 comentario:

ipar Haizea dijo...

¡Pero bueno!
Es una condena tener que esperar tanto para leer tu blog con algo nuevo. Otra vez me he reído mucho con, aunque por otro lado esto tiene más peligro que Willy Fog con un bonobus... ¡qué miedo!
En fin aita, que te quiero mucho.